Versos que el mar se lleva

El arte invita a mirar hacia el drama de los refugiados

Cuarenta personas de ocho países protagonizan Versos que el mar se lleva.

El arte, una vez más, es el mejor aliado para la reflexión social. Versos que el mar se lleva es un montaje escénico que aúna disciplinas como la poesía, la danza y el teatro para visualizar el terrible drama de los refugiados y la inmigración. Un espectáculo que, como prometen sus protagonistas, conmoverá pero, sobre todo, ayudará a que cada espectador se calce los zapatos de aquel que tiene enfrente para comprender el camino que lleva andado. El principio del cambio, defienden, está en cada uno.

El ritmo en el escenario del Teatro Municipal de Torredelcampo, donde en apenas 24 horas se estrenará, es incesante. Allí, actores, bailarines y un inmenso equipo artístico y técnico de más de cuarenta personas trabajan, bajo las indicaciones de María Jesús Ortega, para que todo esté perfecto mañana. Versos que el mar se lleva se verá por primera vez. Y el sábado habrá una segunda oportunidad. Y todo con un fin benéfico: apoyar la labor de Mensajeros de la Paz.

“Fue la primera entidad a la que acudimos y realiza una labor magnífica en situaciones muy complicadas. Estamos fascinados con su trabajo”, reconoce la directora.

“Cuando empezamos a trabajar quise que formara parte de este proyecto gente que hubiera vivido en primera persona la experiencia de salir de su país y empezar desde cero en otro, con todo lo que conlleva. Tenemos gente de Brasil, Colombia, Estados Unidos y Marruecos, lo que ha enriquecido mucho el proyecto”, explica la directora y también guionista de este “viaje a través de los sentimientos, las emociones y las vivencias” de unos personajes que van pisando el escenario y contando su historia.

“Invitamos al público a meterse en sus zapatos, queremos crear conciencia solidaria, que el público conozca la realidad y también empatice”, resalta. “Siempre he pensado que el artista debe estar comprometido ante injusticias que pasan a nuestro alrededor y, por eso, decidimos sacarlo a la calle y lo hacemos de la forma que sabemos, en el escenario”, destaca. A María Jesús Ortega la acompañan en este camino Javier Campillo, como director musical; Carmen Reyes, coreografía, y Eva Domingo, en dirección de escena.

No es fácil, como reconoce, hablar de realidades tan descarnadas — “hablamos de prostitución infantil, de tráfico de seres humanos, de gente que muere en los caminos en condiciones infrahumanas, de sueños rotos, de desarraigo…”— sin que el público tenga que desviar la mirada. La mejor herramienta que han encontrado es combinar los distintos lenguajes, desde la escena, el teatro, la música y la danza al cine y las artes plásticas. Así empiezan ahora en Torredelcampo un camino que llegará a otros rincones de la provincia.

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